Mi Crossdress

  He estado reflexionando y cuanto mas lo pienso mas claro lo tengo, la piedra angular de mi crossdress, la clave mas básica, está en el amor a la sensualidad y belleza femenina.

  He buscado sensualidad en el diccionario de la Real Academia de la lengua Española, porque aunque no hace falta que nadie me diga lo que es, quería comprobar si coincidía con lo que yo entiendo por sensualidad. Según la R.A.E. sensualidad es lo relativo a lo sensual y esta es la definición de sensual:

1. adj. Perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos.

2. adj. Se dice de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que los incitan o satisfacen y de las personas aficionadas a ellos.

3. adj. Perteneciente o relativo al deseo sexual. 

  De las tres definiciones me quedo con la segunda en el mas amplio de los sentidos, y no con la tercera que es con la que normalmente la relacionamos, que aplicada a la sensualidad femenina yo la definiría como: Se dice de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que los incitan o satisfacen y de las personas aficionadas a ellos en referencia a lo femenino.

  Y eso es lo que yo siento con el crossdress y es su núcleo y base absoluta: disfruto con los gustos y deleites femeninos de mis sentidos, y de mi alma. 

1ª Conclusión: mi crossdress y mi concepto de sensualidad femenina están íntimamente ligados. La sensualidad es la fuente de mi crossdress.

  La definición de sexual es lo perteneciente o relativo al sexo, y la de sexo es la siguiente:

1. m. Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas.

2. m. Conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo. Sexo masculino, femenino.

3. m. Órganos sexuales.

4. m. Placer venéreo. 

  Yo no soy transexual, eso lo tengo muy claro pues no deseo ser mujer ni disfrutar sexualmente como tal, así que todo lo relativo a lo sexual, es decir, todo lo perteneciente o relativo a mi sexo, está siempre referido al sexo masculino. 

2ª Conclusión: en principio no hay ninguna relación entre mi crossdress y la sexualidad. Sexualmente soy un hombre.

 

  Esto no implica que en el desarrollo de mi sensualidad femenina no pueda imaginarme y sentir sexualmente como mujer, pero siempre será desde el aspecto sensual y nunca desde el sexual, porque el aspecto sexual implica llevarlo a la realidad y un deseo físico que no existe en mi. Claramente no es mi tendencia.
 

  ¿Soy transgénero? Esta es una cuestión difícil. Yo diría que sí, pero matizando. El amor a la sensualidad y belleza femenina me lleva a sumergirme en ella, a practicarla, y para ello adopto la mentalidad femenina, me convierto mentalmente en mujer y asumo el género femenino. En ese sentido sería transgénero, porque lo hago de verdad, no es una simulación ni es teatro ni algo forzado, es algo verdadero y sentido desde mi interior. La voz se simula, algunos tips y expresiones también, pero mi forma de expresarme como mujer, y disfrutar de ello, eso no se simula, eso lo siento desde dentro. El género es algo cultural, es mental, es una forma de interactuar con el mundo y con una misma, y cuando me transformo mi manera de interactuar pasa de masculina a femenina como medio para poder disfrutar plenamente de la sensualidad femenina. Por eso considero que soy transgénero, o mas bien bigénero, en el que el género masculino es el predominante en la lucha diaria y el femenino está orientado a actividades lúdicas y sin connotaciones negativas. Pero, y ahora viene un aspecto importante, no es que sea transgénero y por eso me trasvisto, sino al contrario, si soy transgénero es como consecuencia de mi amor por la sensualidad y belleza femenina, y solo se da mientras estoy inmersa en esa sensualidad, que no es necesariamente cuando estoy vestida.

 
3ª Conclusión: una sola persona, dos géneros, dos formas complementarias de disfrutar de la sensualidad.

4ª Conclusión: mi crossdressing es un proceso mental y es parte de mi personalidad, presente en mi aunque no se manifieste físicamente vistiéndome.
 

5ª Conclusión: principio de causa y efecto, siendo la causa mi amor a la sensualidad y belleza femenina, y entre los diversos efectos estarían el travestismo y el ser transgénero, y no al contrario.
 

  Esta última conclusión me diferencia totalmente del resto de los travestis, llamémoslos “clásicos”, porque aunque pueda parecer que hacemos lo mismo, en realidad las motivaciones, gustos, problemas, posibles soluciones, ect, son muy distintas. Ni mejor, ni peor, solo distintas y desde luego hermanas, pues nos enfrentamos a los mismos enemigos.

  Creo que por esta razón nunca me ha atraído el mundo travesti, ni me he sentido identificada con serlo. Hasta que descubrí por Internet a algunas “crossdressers heterosexuales” con las cuales, por concepto y motivaciones comunes si me sentía identificada, nunca quise saber nada del tema. Disfrutaba mucho del crossdressing ocasional, a hurtadillas y en secreto, sin planear nada, sin pensar nada, simplemente dando rienda suelta a mi amor por la sensualidad y después olvidándolo totalmente como si nunca lo hubiera hecho. Eso en el plano físico, porque en el mental siempre había un lugar para el crossdressing en mis fantasías. Creo que las personas como yo no somos proclives a hacernos visibles porque no hay nada que ganar y sí mucho que perder, ni siquiera el sentirnos que somos parte de algo. Mi cultura me dice que soy travesti, mi yo interno lo rechaza, ¿por que afrontar el problema? A pesar de no sentirme identificada con el mundo travesti he de reconocer que sí soy travesti, en el sentido mas general de la palabra, soy un hombre que se viste de mujer, y es la palabra que utilizaré y utilizarán para referirse a mi, antes de que pueda explicarme. Al menos hasta que las cosas cambien, si es que eso es posible, que espero que lo sea.
 

6ª Conclusión: no soy travesti… pero lo soy.
 

  El rechazo a la imagen clásica del travesti es algo que siento, no porque lo condene o me parezca mal, todo lo contrario, me gusta que cada uno sea libre de hacer lo que quiera y la variedad es lo mejor que hay, pero no puedo evitar el rechazo cuando veo a un tío vestido de mujer enseñando sus partes masculinas o el culo deseando tener sexo con hombres… no tiene nada que ver con lo que yo hago y la identificación cultural me produce ese rechazo. Son muchas las distintas variedades de “travestis”, cada una con motivaciones y desarrollos diferentes, y muy distintas entre si, que no deberían de aglutinarse en un solo concepto, y todas deberíamos de tener nuestra propia imagen y concepto diferenciados. Naturalmente cada una de esas variedades es totalmente valida y respetable.


 

7ª Conclusión: rechazo a la imagen del travesti. Necesidad de un concepto e imagen social propios con la que las “travestis” como yo podamos identificarnos.

   La parafilia es una desviación sexual, ¿es mi crossdressing una desviación sexual?

Creo que mi crossdressing y el sexo no tienen nada que ver, pero lo cierto es que me excito frecuentemente con mis fantasías crossdressing, aunque en muy, muy pocas ocasiones cuando me visto de verdad. Es decir, la parte física del crossdressing no me excita, sino la mental, las fantasías. Quizás como quien se excita porque su equipo de futbol ha ganado, o como el que se excita con un coche de alta gama… No lo se, no puedo responder a la pregunta de si mi crossdressing es una leve parafilia, no tengo suficientes conocimientos… pero siento que no lo es. Incluso en el caso de que lo fuera, pienso que las ventajas para la mente y el alma sobrepasan con creces a las “desventajas de la enfermedad” y a las desventajas sociales implícitas. En cuanto a otras características como el fetichismo, tampoco se dan en mi, no soy nada fetichista. Yo ubico mi crossdressing en la categoría lúdica, no en la sexual ni en la de enfermedades mentales.
 

8ª Conclusión: mi crossdressing es un elemento lúdico en mi vida, como podría serlo el amor a la pintura, a la lectura o al deporte, alimento para mi mente y mi alma que forma parte de mi como el resto de mis inclinaciones de cualquier tipo, pero con connotaciones sociales muy negativas y peligrosas para el resto de los aspectos de mi vida.

  Adoración de la mujer… no es mi caso, para mi no hay mujeres ni hombres, ni las mujeres son lo mas de lo mas, no, para mi solo hay personas. Y únicamente veo mujeres, u hombres, en esas personas cuando esa característica es importante.


 

9ª Conclusión: las mujeres y los hombres son personas, ni subo ni bajo a nadie por esta característica. Y cuando hablo de crossdress solo me interesa la sensualidad femenina de esa persona, no el sexo que tenga. Mi crossdressing no es la imitación de la mujer, sino la vivencia y disfrute de la sensualidad femenina.

Conclusión final: ¿que soy? Soy un amante de la sensualidad femenina que la disfruta desde los dos lados. Quizás algún día haya una palabra bonita, que cumpla los requisitos de dicha sensualidad para expresar de forma escueta este concepto diferenciado. Quizás algún día haya una percepción social limpia y digna de este concepto tan bonito, tan gratificante y tan saludable. De este concepto y naturalmente de todos los conceptos distintos de nuestras hermanas travestis, transgéneros y transexuales, porque todos son iguales en derechos, belleza y en dignidad, distintos pero iguales.